Habitar el Museo
Museo y comunidad de personas mayores
Desde el año 2009, el Museo de la Ciudad ha entablado una relación directa con sus comunidades; niños, profesores, personas mayores, mujeres, artistas, entre otros. La intención del Museo es generar nuevas formas de relacionamiento con sus comunidades, haciendo del patrimonio, la historia, el arte, el ambiente; los medios para lograr alianzas significativas y duraderas.
Tal es el caso de la comunidad de personas mayores que es cercana al museo, han sido cientos de personas mayores que se han vinculado desde su cercanía con el espacio principalmente, ya que, el Museo de la Ciudad se encuentra en lo que fue el Hospital San Juan de Dios. La memoria de este espacio ha convocado a varias personas mayores para relatarnos sus memorias sobre su tránsito por este antiguo hospital. Desde 2010, el vínculo ha sido más cercano y continuo con este grupo, hemos realizado talleres de mediación educativa, de memoria, teatro, expresión corporal, pintura, escultura, entre otros; así como, ferias en las cuales el grupo ha sido el protagonista y recorridos especializados. Este ha sido un grupo muy participativo dentro del museo y se ha logrado una colaboración activa en las propuestas del museo.
También está el grupo de personas mayores Mi Ruquito, con quienes se ha mantenido un huerto urbano dentro del museo, el cual se implementó en 2014. En este espacio hemos logrado dialogar en torno a las necesidades de las personas mayores, como el uso de su tiempo libre, su relación con la memoria gastronómica de la ciudad y la forma de preservar memorias de la medicina popular.
También, como parte del trabajo de Mediación Comunitaria del Museo de la Ciudad, se ha logrado que varias comunidades se interrelacionen y se fomente un espacio de diálogo abierto y participativo.
Grupo Memorias del Ayer
Inicios del Proyecto
En el 2010, el Museo de la Ciudad inició un proyecto dedicado a la recuperación de la memoria e historia del antiguo Hospital San Juan de Dios, cuyas instalaciones hoy son ocupadas por el museo. Este proyecto expositivo se centró en las memorias individuales y colectivas sobre el hospital; se recopilaron testimonios, fotografías e inclusive objetos de ex pacientes, trabajadores y vecinos de la casa de salud. El proyecto despertó el interés de varios adultos mayores, que se acercaron al museo para relatar sus vivencias. De esa forma, desde el equipo de Mediación educativa surgió la iniciativa de realizar reuniones, encuentros con adultos mayores. En primera instancia, el proyecto buscaba compartir conocimientos y memorias sobre el antiguo hospital, se invitó a miembros del Centro de la Experiencia del Adulto Mayor CEAM de la Av. 24 de mayo. Ocho adultos mayores, iniciaron un proceso de aprendizaje de la herramienta de la mediación educativa y realizaron varios recorridos por las instalaciones del edificio, compartiendo con el público la historia del hospital, pero en especial, contaron sus propias vivencias, memorias y recuerdos del hospital en funcionamiento. Con esto, el proyecto puso en dialogo a la historia “oficial” del espacio con la memoria que no está en los libros o textos académicos, pero que es vital para comprender la trascendencia del hospital y sobre todo para cambiar las representaciones históricas en las salas de los museos y repensar la relación con los públicos y comunidades.
Con el paso de los años, el proyecto creció hasta contar en el 2016 con 18 personas mayores, quienes además de realizar recorridos por el museo se involucraron en talleres de formación teatral, expresión corporal y otros. Los miércoles por la tarde son los días de reunión impostergable. Desde el año 2019, el grupo se embarcó en el proyecto Habitar el Museo, Habitar la ciudad que es el eje de esta plataforma.
¿Cómo me siento
con el museo?
Durante los años que el proyecto ha estado vigente y la convivencia semanal, se han tejido lazos de amistad y cariño muy fuertes, tanto entre los miembros del grupo como con el equipo del museo. Este proyecto ha redimensionado la relación del museo con sus comunidades y nos ha mostrado otras formas de conectar a la gente con espacio culturales y abrió la posibilidad de pensar en el trabajo museológico desde el cariño y esos lazos humanos que sostienen a las iniciativas y que van mucho más allá de lo técnico, y pensar en una museología de los afectos. “Me siento como en mi casa”, “aquí nuestra palabra es valorada”, “en el museo encontré cariño y amistad de verdad”, “es un espacio en donde se cumplen sueños” – estas son algunas de las frases que el grupo Memorias del Ayer comparte con el equipo del museo.
También, el tiempo de pandemia trajo momentos de dificultad, el confinamiento voluntario que varias adultas mayores viven, la imposibilidad de vivir su cotidianidad como antes, generaron procesos de ansiedad y tristeza. De esta forma, los encuentros semanales a través del mundo digital permitieron conectar nuevamente al grupo; muchas reuniones se convirtieron en espacios de contención emocional, que con el tiempo han fortalecido la conexión y cohesión del grupo. “El encierro ahora es más llevadero”, “Siento gratitud y cariño”.